sábado, junio 14, 2008

por qué no soy outsider

Hacía tiempo que no sentía tanto miedo.
Hacía más tiempo que no me emocionaba por dentro.
Más tiempo aún que no me quedara en cámara lenta.
Y todavía más que una película no me reconfortara tanto.

Creo que ser burócrata del periodismo me ha matado poco a poco.
Recuerdo cuando regresé a escribir —recién se fundó Intolerancia— que
me volvía loco estar ahí todo el tiempo tratando de descubrir el hilo negro.
Pero poco a poco me fui matando hasta que todo lo comencé a ver normal.
Fueron muchas cosas, censuras, pleitos, amenazas, amores fracasados que
Me hicieron convertirme en todo eso que yo detestaba.

Llegué a tener un buen salario, me salí de mi casa, tengo un auto que saqué de agencia
Pero las ganas de crear se murieron quién sabe por qué coños.
Hoy en la mañana volví a sentir algo raro en la panza —y vaya que esta me creció bastante, tan me perdí que ahora soy un marrano de 106 kilogramos, cuando pesaba
80—.

Me sienta bien la libertad.
Próximamente espero dejar la burocracia del periodismo en la cual me metí, espero además renunciar a las pendejadas en las que me involucré.
Por supuesto no pienso renunciar a mi vida de soltero en la cual me encuentro y por supuesto no pienso dejar las comodidades en las que estoy, tampoco soy pendejo. Ya
Voy a cumplir 34 y por supuesto que no pienso regresar a los cafés del centro a sentirme
revolucionario.
Ni madres.
Lo único que conservo es masturbarme constantemente y como las reglas de etiqueta lo exigen.

Ya no soy outsider, ya soy medio burgués. Digo medio porque yo quiero ser burgués y me vale verga que me critiquen.
Lo cierto es que hoy volví a sentir lo que hace mucho había perdido que eran las ganas de estar.

Hoy volví a llorar con una película que había visto hace un chingo de años y que no sé
porqué ya no me emocionaba. Me sentía padre de familia, viejo, cansado, me sentía gordo —bueno eso lo estoy—, pero hoy en la mañana sentí distinto. Puse un disco de Piazzolla y regresé a sentir.

Me sienta bien la libertad. Pensar que un día volveré a enamorarme, sentir nervios en la víspera de estar con alguna buena mujer, eso me llena de esperanza.
Alguien alguna vez me reclamó que por qué ya no escribía. Creo que porque vivía en una cómoda medianía, en una auténtica mediocridad personal.
Hoy es distinto.
Hoy amanecí con otra forma de sentir.

No sé si vuelva a escribir en este blog.
No sé si cree mejor otro.
No lo sé.
A lo mejor es el último post en este espacio.
La verdad es que estoy contento con la idea de dejar de ser burócrata del periodismo.
Ni hablar.
Fue un gusto haber estado con ustedes.
Hoy amanecí distinto, pues hacía mucho tiempo que no sentía nada.
Era como un muerto viviente que deambulaba por algún estante de ropa en
el Palacio de Hierro.
Hoy fue distinto: sentí miedo y lloré con una película.
Vaya creo que no estoy tan muerto.
Y eso me hace feliz.
¡Abur!

No hay comentarios.: