sábado, junio 26, 2004

Table dances

El table dance ya es institucional.
Una persona llega al congal.
Una muchacha con unas botas y tacones grandísimos baila en medio de la pista.
Un tubo en medio. Las tetas y el coño lo embarran en el tubo.
Son dos piezas las que baila.
En la segunda pieza utilizan principalmente música de Scorpions o soft rock.
Hay dos o más boleteras que venden los tables.
El cliente pide su boleto.
Escoge a una mujer exhuberante.
Ella actúa como oficinista a la hora de tomar un dictado.
Se quita la ropa, le embarra las tetas al cliente, las cuales él besa emocionado cual funcionario de gobierno del DF cuando extorciona a Ahumada.
Ella le rosa su sexo (sobre el pantalón) incluso lo muerde, lo toma con las manos.
Y el tiempo acaba:
-¿Quieres más papito?
-Quiero tenerte.
-Te vale dos mil pesos.
-S'ora.
La muchacha le habla al que cuida la puerta del privado.
Le pide un condón.
Ella lo coloca con los labios.
Hace el sexo oral.
Luego se monta sobre él:
-Vente, papito, vente
-jum, jum, jum.
Cambian de posición.
El tipo eyacula.
Se viste.
Ella le da un beso en la mejilla.
"Ay papito, me mojaste. La tienes grandísima".
Él, que ni a su secretaria se lo dice, emite un: "Gracias".
La historia se repite, una y otra y otra vez.
Las taboleras son institucionales, trabajan como máquinas.
Los que asistimos a los tables también somos institucionales.
Que asco.

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