sábado, agosto 16, 2008

Everybody's talking (Feliz cumpleaños)

Camino por las calles y sólo escucho el sonido de mis zapatos. Volteo y veo mucha gente pero sólo suenan mis tacones.
Entro a un café y veo gente hablando. Un par de mujeres con cigarros en su mesa dialogan como si el tema fuera apasionante:
"Entonces le dije, güey (wey). Y el tipo se me fue encima. Estaba desnudo y yo..."
"..."

En otra mesa un par de viejos no hablan. En otra, una señora está con sus ex compañeras de la escuela. Ella lleva a sus hijos que corren por los pasillos del café. Los niños corren se suben a otras sillas, saludan a los otros clientes. La mamá cuando se da cuenta grita: "¡Lorenzo. Ya. Basta!". Y Lorenzo la ve con cierto dejo de indiferencia. No le importa lo que diga su mamá, él seguirá corriendo en los pasillos porque necesita llamar la atención. Ella ve de reojo una camioneta blanca que le dio su marido. Otra de sus acompañantes piensa que tendrá que coger con el instructor del Sport City hoy por la tarde, porque su marido, quien es un empresario conocido ya no le hace el amor ni en defensa propia. Otra amiga no puede hablar de ello pero sabe que tiene cáncer cervicouterino. Su marido siempre llega con rastros de otras mujeres: perfumes baratos, lápiz labial en el cuello y un olor a alcohol.

En las noches, los antros. Mujeres hermosísimas con unos traseros idem salen a relucir de quien sabe dónde. Una mesa con muchísimos hombres y una mujer. Ella es la novia de uno de ellos. Al parecer son libaneses por los apellidos. Ella es producto nacional. Parece sola, parece scort aunque no lo es. Él, la trata así. Los demás, sus acompañantes, le ven las nalgas sin que se dé cuenta el novio de la chica. Ella, sabe que le ven las nalgas pero no dice nada. Ella, se ve triste, pero se comporta con el "aquí nos tocó vivir". El novio la besa y ella devuelve el favor con el juqueteo de la lengua. Los demás borrachos se ven unos a otros, beben, brindan, presumen de que han cogido más mujeres que kilómetros en Ferrari.

Todos hablan.

En otra mesa del mismo antro hay varias amigas que beben como en concurso. "Ya güey (wey)". Ellas cantan canciones de José José porque en un pequeño escenario montado como karaoke está un tipo cantando "El triste".

Todos cantan.

Yo levanto un vaso con güisqui y veo los enormes traseros de estas mujeres. Veo a unos amigos que creo que están sentados al rededor mío. Ellos hablan, ríen, discuten. En el pequeño escenario ahora sube un grupo de amigas que cantan como si fueran artistas.

Es puro blof, pienso. Pero me detengo, no será que el blof sea el mío y ellos actúen normal.

Pasan los días. La vida es como una vieja discoteca de los años ochenta: es la misma fiesta pero con diferentes borrachos.

Todos hablan.

Veo en Angelópolis mujeres con sus esposos. Y se ve a la familia feliz y tradicional comiendo en un fast food. Ella, la señora, se acostó con otro hombre y ella piensa en ello. Se justifica pensando que "es que mi marido no me satisface". Ella le da un beso a su marido y le dice: "Somos muy felices. Somos una familia muy feliz, gordito, te quiero mucho". Él la besa pensando que en verdad, después de casi ocho años de casados, sigue enamorada. Sonríe con su esposa pero piensa "Te quiero, pero ya no te aguanto. Me aburres".

Todos hablan.

En otro lado de la ciudad, una familia ve la televisión. Ven TV Azteca o Televisa. Y están ahí atentos a lo que digan sobre la farándula.

Todos escuchan.

Las calles.

Nadie sonríe.

Cada quien a su paso.

Cada quien a su velocidad.

Desayuno huevos en un restaurante.

Todos están ahí.

Feliz cumpleaños número 34.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

No tengo palabras.. simplemente GENIAL. Felicidades, un abrazo de una poblana.

zeus dijo...

Gracias poblana anonima. La verdad es que es como una canción de sting, pero luego hablaré de ello en un nuevo post- Te agradezco tus comentarios poblana.