miércoles, junio 06, 2007

Segunda parte

Sólo resta comentar que a finales de los años ochenta, los terribles años ochenta, en el mundo latino se creo un movimiento llamado Rock en tu idioma. Que ya a toro pasado, pues algunas canciones y grupos eran muy pero muy fresas, pero no obstante, parecía ser una propuesta muy fresca ante las porquerías que se escuchaban en la radio poblana.
Por ello, en 1990 cuando Televisa adoptó el rap y caló como una forma de vida, pues yo en lo personal me declaré freak ya que me encabronaba escuchar ese estilo de música.
Para ese entonces, comencé a escuchar a Pink Floyd y la vida cambió para mi.
Además de que cayó en mis manos un libro de José Agustín llamado De perfil, el cual, para la edad que tenía era oro molido.
Fue la misma sensación que me generó cuando leí a Bolaño y sus detectives salvajes.
Me transformaron en el esperpento de 32, casi 33, años de existencia en este cuerpo con apellidos munive y rivera.
En fin, este texto es sólo para complementar el anterior post y el choque cultural que tuve cuando escuché a mis cuates tararear un rap de Caló.
¡Qué asco!
Veníamos de escuchar a la Trinca, a Charly García, a Nacha Pop y estos pendejos que les sale su lado marícón.
Chingada madre.

Nimodo nadie sabe para quien trabaja

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